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Todos los fuegos

Mochuelos + La Malinche en Lady Madonna (22.02.13)

La Malinche, también conocida como Doña Marina, fue una mujer con un papel bastante importante en la conquista española de Méjico. Entre mil desventuras a las que aun no he llegado a leer, tuvo un hijo con Hernán Cortés, que fue considerado uno de los primeros mestizos. 

El mestizaje me gusta. Mucho. Las razas se enriquecen, las culturas se mezclan, y encima -comentario frívolo ON- la gente sale mucho más guapa. Y en la música, igual. No sé si llamarlo mestizaje, pero me pareció una forma de empezar a hablar de un grupo venido de otros grupos, que un día mezclaron sus formas de tocar y la música que les unía, o que les apeteció hacer. La Malinche es un grupo que ensayó una tarde, y tocó esa misma noche. En el Lady Madonna. Local incómodo por excelencia por unas columnas colocadas en el medio, fue testigo de esto. El 22 de febrero (!). Sí, ha pasado tiempo, pero más se perdió en Cuba. 

La Malinche fue un producto del azar, un resultado de las ganas que tenemos de hacer cosas. Miembros de los antiguos Pan y Toros se juntaron, y nos tocaron unas cuantas canciones. No están presentes en ninguna demo, los títulos no son importantes, no conocemos las letras. Da igual. Sonaron bien -aunque ellos digan que no-, fue gracioso y nos reímos mucho. Un poquito gamberros, y como siempre, inyectaron ganas de pasarlo bien. Y creo que eso, sobre todo ahora, en estos tiempos de grisez, es lo que cuenta. 

Mochuelos tocaron después. Y a mí me suenan a grupo de festival. Hacen música que aspira a tocar en locales un poquito mayores, y sus canciones se pegan. La voz de Adri se desgarra en muchas partes, y creo que le da un toque algocore bastante chulo. La sala estaba llena de amigos, y fue un concierto íntimo y muy aplaudido. Lo que me gusta de Mochuelos es la pesadez instrumental. La batería llena, y las guitarras le dan ese rollo afilado que destila indie rock. Que seamos sinceros, si se diera en otro grupo, no me diría nada. Pero si hablamos de Mochuelos, pues sí.

Texto y fotografía de Paula Fernández

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