Airbag + Los Reactivos en Galileo Galilei (31.05.13)
Más de un año después de su última visita, Airbag volvían a Madrid para presentar su DVD En busca de la ola perfecta, un documental sobre la historia del grupo que incluye el que había sido, hasta la fecha, el último directo de la banda en la capital. “Muchos de los que estáis hoy aquí, en primera fila, aparecéis también en el documental”, decía Adolfo, guitarra y vocalista de la banda, al público antes de arrancar con el cuarto tema de la noche, La ola perfecta. Pero volvamos al principio, maldita sea.

Los de Estepona han sabido evolucionar a lo largo de sus trabajos de estudio en una línea que va desde el punkrock más gamberro del Mondo Cretino o Ensamble Cohetes al powerpop, que ya se mostraba sin tapujos en Alto Disco y que tiene una presencia dominante en su último disco hasta la fecha, Manual de Montaña Rusa. Este cambio ha conseguido enriquecer a la banda sobre las tablas, donde intercala temas de un y otro estilo creando, sobre el escenario y frente a él, una montaña rusa de manual, que pasa a golpe de guitarra de la melancolía de El último de los veranos a la rabia de Un día de furia; o del tono casi ñoño de Spoiler a los ritmos frenéticos de Marta no es una punk y Territorio Dagger, combo perfecto con el que se despidieron del público antes de los bises.
Antes de su vuelta a escena, el audio de “La matanza de Texas” avisaba al público de por dónde iba a empezar el desmadre final. Familia de subnormales todos locos abría, y de qué manera, los bises de los malagueños, para continuar con Coleccionista de discos y Películas de miedo, con Luis Sánchez, de Los Reactivos, a la guitarra. Adolfo, liberado de las seis cuerdas por unos instantes, aprovechó para darlo todo sobre el escenario, con una energía contagiosa. Atado de nuevo a la guitarra, pero no con menos fuerzas, los malagueños pusieron el punto final enlazando Tus rechazos golpean dos veces con Ahí viene la decepción. Después, los flotadores volvían a las manos de sus propietarios y terminaba la confusión entre brazos y piernas por encima de las cabezas. Y, como si fuera casualidad, al día siguiente comenzó el calor en Madrid.
Texto y fotografía de Pablo Cantó
0 comentarios :
Publicar un comentario