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¡Malditas Bandas! #1: Los Cafres

Sobre la denominada movida viguesa, así como podríamos decir sobre el resto de movimientos musicales similares localizados en cualquier ciudad de España, se pueden decir muchas cosas, en su mayor parte sucesos exagerados a fin de elevar a términos épicos hechos que tienen la misma trascendencia que la típica anécdota del hombre feo que entra en la pescadería y dice “oiga, ¿me pone bonito?” y el pescadero le dice “perdone, pero es que esto no es Lourdes...”.

Y una vez dicho esto, me sitúo bajo un marco de religiosidad, recién duchado y afeitado, y juro solemnemente contar sin ninguna exactitud ni coherencia desde mi punto de vista de fan completamente subjetivo la fabulosa e inquietante historia de Los Cafres.

Exterior noche… Barrio de Teis… Vigo,
(Llueve... Por supuesto... Y si no fuese así... sería decepcionante...)

Y aunque no tengo ninguna información al respecto pongamos que unos tipos llamados Antonio Amblés, Carlos Barreiro alias "Yogui", Toni Lápidas, Pablo Ramallo y Billy Domínguez, cinco personas aparentemente normales, entran en un bar y piden unas Fantas de naranja (detalle pendiente de confirmación). Y ya puestos, pongamos también que los sujetos denominados anteriormente han quedado constituidos unos años antes, con su respectivo bautismo en el Agapo, como banda de rock and roll con el nominativo de Los Cafres... Y, ya que estamos suponiendo supositorios, pongamos que es 1987 y han quedado con un tal Alberto Torrado, un personaje siniestro y resentido, para hablar de grabar un disco…

Si estamos a la altura de imaginarnos en un escenario como este, ¡celebrémoslo! Empezamos bien... Esto podría ser (o no) el primer ladrillo que se puso para la elaboración del primer y único disco de Los Cafres, SF 13 Tractor Cerebral, un disco perseguido por coleccionistas y abanderado por gente que curiosamente no ha llegado a escucharlo entero jamás...

La primera vez que escuché hablar de Los Cafres estaba en el patio del colegio, en el árbol de fumar, ya sabéis, en todos los colegios había uno… Corría el año 91 y un tipo delgado de pelo largo y chupa de cuero (del que sospechábamos que debían darle oxigeno por la noche para mantenerlo con vida) me dijo: "¿Sabéis que? Hay un grupo gallego que son todos insumisos y no pueden anunciar sus conciertos porque la policía Militar les está persiguiendo". Yo y mis compañeros de correrías no pudimos evitar comparar a Los Cafres con El Equipo A, perseguidos constantemente por la justicia e ideando múltiples maneras de saltar el cerco policial tras tocar su Soy una Alimaña en una pequeña aldea oprimida.



Pese a que la historia inicial ya la habíamos dado por real y decisiva, me dio por investigar un poco, al fin y al cabo yo sí quería escuchar el disco de esa gente subversiva, así que lo busqué y no lo encontré. Tampoco tenía demasiadas pistas que seguir, la verdad... Poco a poco llegaban canciones sueltas, recuerdo que el día que encontré Algún día caeré dentro de un recopilatorio de DRO (lo regalaban con una revista), me dejó mi novia alegando un montón de razones muy coherentes… La debí escuchar unas 40 veces. No se trataba de un ritual de penitencia postdesengaño amoroso, era algo más bien... “¡¡Oh, Dios!! ¡¡Los putos Standells!!”

Y finalmente, un par de años después, haciendo pellas en el Amigos del Disco de Moncloa encontré SF 13 Tractor Cerebral. Lo llevé a mi casa con todo el cuidado del mundo y lo enseñé a mis hermanos como si de un trofeo olímpico se tratase. Mis hermanos pasaron de mí en la misma categoría que el trofeo merecía, olímpicamente, pero yo era feliz con mi compra.

He de reconocer que la primera escucha de SF 13 Tractor Cerebral es curiosa, la primera sensación que uno tiene es, "¡joder! ¿esto qué es? ¿punk, garaje, power pop? es más... ¿qué coño significa todo esto? ¡esto podría sonar muchísimo mejor de lo que suena!, ¿¡amplificadores Talmus?!". La segunda ya lo vas llevando un poco mejor, y a partir de la cuarta dices... "¡Cojones, es que esto tiene que sonar así!".



En el ámbito de la realidad en “Los Cafres” y pese a las habladurías sólo existía un verdadero insumiso: Pablo Ramallo, quién después de disfrutar de un permiso del servicio militar decidió no regresar al cuartel cabreando bastante al ejército español.. y es cierto que este delito les impedía anunciar sus conciertos. Finalmente Pablo fue detenido por la policía militar y entró en prisión.

En apoyo a su situación y para recaudar fondos para pagar a su abogado se organizaron algunos conciertos de bandas amigas (Siniestro Total, Aerolíneas Federales, Os Resentidos y Enemigos). Según cuenta la leyenda, en el momento álgido de uno de esos conciertos Pablo apareció entre el público y subió al escenario a bailar. Le habían soltado esa mañana pero había decidido mantenerlo en secreto porque le apetecía ir al concierto y no quería que se suspendiese. Se dice que el dinero recaudado se lo gastó en una nueva guitarra eléctrica.

La fugacidad de Los Cafres y los problemas derivados de la detención de Pablo impidieron que sobrevivieran a su primer disco pero, como se suele decir, todo pasa por una razón. Tras su desaparición, Antonio Ambles paso a ser la voz de Los Motores y participó en los inicios de Def Con Dos con la banda Freddy Krueger y los Masters del Universo, que hacían versiones de Public Enemy e Beastie Boys. Aunque esto no se si sucedió antes o después de la desaparición de Los Cafres. Toni Lápidas también recaló en Los Motores, para luego formar Familia Waco y más tarde Arponeros. Billy Domínguez formaría en 1994 la banda Killer Barbies junto con Silvia Superstar, ex-componente de Aerolineas Federales.

Texto de Álex Santos

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