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Un porche mirando al sol

Rubia en el Búho Real (07.12.09)

El pasado lunes 7 de diciembre, que más bien era un lunes disfrazado de viernes, entrábamos en el Búho Real una vez más. Allí se anunciaba un concierto de Rubia, pero nos encontramos con una morena de Bilbao, Sara Iñiguez, acompañada de un gran músico a cada lado. A su derecha Josu García, de Martín & García y Tequila, guitarra acústica en mano. A su izquierda, el argentino Mauro Mietta, también miembro de la formación de Tequila en su regreso y habitualmente en las bandas de Ariel Rot o Coque Malla, a cargo del teclado. Los conciertos en lugares como el Búho Real son muy especiales. En cuanto a la calidad, no hay ninguna diferencia con los grandes conciertos masificados. Tampoco es el momento de establecer una sesuda teoría sobre la música en vivo, pero la lista de ventajas habla por sí sola. Y es que, a cambio, te llevas la intimidad, la cercanía y la seguridad de que no hay trampa ni cartón. Añadimos a eso los problemas de sonido, las improvisaciones, las conversaciones entre canciones y todas aquellas imperfecciones que te dejan claro que los de ahí arriba son humanos y no resulta un concierto más, sino otra cosa. ¿Quizá un privilegio?

Josu García
Sara Iñiguez apareció en el escenario con guitarra y pandereta para volver a presentar sus canciones. Y qué mejor credencial que la presencia y el apoyo de los colegas de profesión que por allí estaban, repartidos entre el público. Músicos de la talla de Johnny Cifuentes, Quique González, César Pop, Ramón Arroyo, Alejo Stivel o Carlos Tarque. Eso sí es estar bien rodeado. Rubia se mueve con soltura entre el mejor pop y el rock americano, pasando por el country o la psicodelia. Un conjunto de influencias y una honesta trayectoria que evidencia, simple y llanamente, pasión por la música, amor al arte. Destacaron canciones como Es por tu bien o 2036, las cuáles se pueden escuchar desde su web en MySpace, y que irán a parar al segundo álbum de la banda.

Entre tanto, Josu García se lucía a la guitarra, sin estridencias, y es que las buenas canciones lo son más sin funcionan bajo mínimos. Mauro Mietta, por su parte, demostraba su buen hacer desde su rincón en el pequeño escenario del Búho Real. La voz de Sara Iñiguez, de gran personalidad, sonaba dulce y al mismo tiempo denotaba ese toque de chulería tan perfecto para el rock. Incluso un hiperactivo Carlos Tarque participaba desde su asiento, pandereta en mano. Pero todo tiene un fin, y durante este final sonaba Flores y gallinas, utopía country para los ahogados en esas selvas del ruido y las prisas que son las ciudades.

Y tras ese momento de evasión regresamos a la ciudad, a seguir disimulando un viernes falso. Satisfechos pero no saciados. Con ganas de más.

Texto y fotografía de Bruno Corrales

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