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Lecciones de directo

Señor Mostaza en Moby Dick (12.05.11)

Son aproximadamente las once de la noche del pasado jueves 12 de mayo. Hay un pianista en el escenario de Moby Dick. Está sentado, de espaldas a su teclado. La banda mantiene el ritmo de la canción que estaban tocando. Y lo que en el fondo todos esperábamos ocurre. El pianista comienza a tocar con una mano, sin moverse de su complicada posición, para levantarse tras este inverosimil solo y hacer llegar al concierto a su clímax. El pianista es Luis Prado y su banda Señor Mostaza. Todas las letras y palabras que vengan a continuación podrían resumirse perfectamente en signos de exclamación y onomatopeyas varias, sin orden ni sentido. Pero eso no sería una crónica. El caso es que Señor Mostaza no solo volvieron a convencer, pues pocos de los que estábamos allí teníamos dudas sobre ellos, sino que consiguieron darnos una nueva lección.

Una lección de lo que es una banda y de cómo debe sonar en directo. Y es que en ocasiones lo que parece simple no lo es. Las tecnologías actuales pueden corregir errores en las grabaciones, disimularlos. En cambio, Señor Mostaza suenan en directo igual o mejor que en sus discos, añadiendo además ese margen para jugar e improvisar con la música, añadiendo un acertado toque funk o luciéndose con versiones ya clásicas en sus directos como es el Video killed the radio star, de The Buggles, voz nasal incluida. La banda valenciana hacia parada el pasado 12 de mayo en la sala Moby Dick para presentar por segunda vez en la capital su tercer disco de estudio, Podemos sonreír, editado a finales del pasado año. Con Podemos sonreír, Señor Mostaza parece haber dado un paso adelante en sus composiciones, experimentando en la senda del pop con coros, transiciones psicodélicas y textos cada vez más honestos y liberados, sin dejar nunca de lado su característica ironía.


Es necesario comentar la disposición de Señor Mostaza en directo. Como excelente y eficiente base rítmica tenemos a Eduardo Olmedo a la batería y a Alejandro “Boli” Climent al bajo. A la guitarra y, muy importante, también aportando unos magníficos coros, el impagable Paco Tamarit; y al frente de todo esto, Luis Prado, no solo un gran pianista, también un agudo y lúcido letrista y en directo un monologuista irónico y mordaz muy en la línea del humor de gente como Miguel Noguera, soltándose sin reparo entre canciones y dejando patente su humor y gran personalidad. Desgraciadamente, la sala completaba a duras penas tres cuartos de su aforo, cundiendo la sensación de incomprensión entre los que allí estábamos, pues en un mundo más normal lo complicado sería poder entrar. Señor Mostaza corre el riesgo de entrar a formar parte de ese grupo de de bandas respetadas por su público y alabadas por la crítica pero negadas ante el éxito. Prueba de esta admiración entre sus propios compañeros de profesión es palpable, pues allí estaban junto a nosotros músicos como Carlos Tarque, de M Clan, o César Pop.

La banda comenzaba con Mañana hay concierto un show en el que prevalecerían las canciones de su nuevo álbum, que interpretarían casi al completo. Por supuesto, tampoco faltarían temas ya clásicos de la banda como Ahora comprendo bien, La sonrisa de las chicas con aparato o Frecuéntame. Los acordes del Sex Machine de James Brown introducían el tema que daba nombre a su primer álbum, Mundo interior, que a su vez marcaba la recta final de la primera parte del concierto. Un concierto que llegaba a su fin, ya en los bises con el tema que abre su nuevo disco, Bipolaridad, y que concluía definitivamente con la ya indispensable Todo me recuerda a ti.

Precisamente hoy, jueves 16, Señor Mostaza vuelven a visitarnos, esta vez actuando en Clamores. Si ya conocéis sus canciones, Señor Mostaza es una de esas bandas que sin duda aportan un valor añadido en directo, haciendo que merezca la pena ir a verlos. Y si no las conocéis, qué mejor acercamiento. En algún momento del futuro podremos decir que fuimos unos privilegiados por ver a esta banda en el que es quizá su mejor momento.

Texto de Bruno Corrales
Fotografía de Pablo Cantó

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