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Héroes de otoño

Depedro en Teatro Federico García Lorca (04.12.11)

El del pasado domingo 4 de diciembre no iba a ser un concierto más, y varias eran las razones para poder llegar a pensar eso antes siquiera de haber escuchado una nota. La cita era a las ocho de la tarde en el fabuloso Teatro Federico García Lorca de Getafe, a dos pasos de la estación de tren. Este teatro es una de las puntas de lanza del festival Cultura Inquieta, que tras celebrar su segunda edición este verano trata ahora de expandirse durante todo el año con conciertos y otras actividades. Recomendable por tanto era el anfitrión, pero genial era la excusa, pues aquella tarde íbamos a poder ver un nuevo concierto de Depedro. El proyecto personal de Jairo Zavala se presentaba en Getafe con una engañosa formación en trío, completada por Andrés Litwin y Lucas. Engañosa porque, con músicos así y tal despliegue, cualquiera con los ojos cerrados hubiera apostado a que no habría menos de cinco personas en escena.

Jairo Zavala
Dos cosas se unieron en aquella tarde de domingo, convirtiendo al concierto en un verdadero lujo. En primer lugar, el propio emplazamiento. Teatros como el García Lorca de Getafe no son ni mucho menos raros en cada localidad de nuestro país e incluso en cada facultad, otra cosa es el uso que se les llega a dar. Conciertos como el de Depedro confirman sin duda que la música popular debe estar mucho más presente en este tipo de recintos. Por otra parte, es evidente que, en un sitio así, donde la acústica es perfecta, tanto lo bueno como lo malo queda totalmente en evidencia, y de nada hubiera servido el lugar sin un talento como el de Jairo Zavala, músico madrileño curtido en mil batallas, proyectos propios y ajenos, que ahora ve como su apuesta más personal triunfa por todo el mundo. Y no es una manera de hablar.

Pero es bonito pensar que no solo son el trabajo y la suerte los que te llevan hasta ahí, sino que también es esencial el respeto y la ayuda de los compañeros de local y carretera. Así, antes del propio concierto de Depedro, y a pesar de no estar anunciado, pudimos escuchar algunas de las canciones de Lucas, cantautor y viejo compañero del propio Jairo, al que ahora acompaña en sus diversas giras. Sonarían temas como Piscinas vacías, Refuerzo positivo de la luz o Blanco y negro, enlazadas todas ellas con un gran sentido del humor por parte del músico, que se presentaba ante el público solo con su guitarra.

El ambiente era ya perfecto y la banda no se iba a hacer esperar. El concierto comenzaba, no de cualquier forma. Cabe destacar que Depedro pertenece a ese tipo de artistas que no se caracterizan por tener un gran éxito en forma de canción, pero que sí pueden presumir de la alta calidad media de su repertorio. De esta forma, siempre parecen evitar andarse con rodeos y guardarse balas en la recámara. De ahí la buena impresión inicial tras comenzar escuchando canciones como Chilla que tiemble, la estupenda versión de Llorona o el tema que abre su último disco, Eternamente. A partir de ese momento la tarde sufriría un incómodo bache, pues los problemas técnicos obligaban a la banda a abandonar el escenario con tal de revisar cada detalle. Visiblemente molesto se mostraba al batería -y bajista- Andrés Litwin, algo más que comprensible viéndole minutos después en su plenitud, con todo a su alrededor funcionando a la perfección. Admirable lo del joven músico argentino, un prodigio de ritmo y coordinación.

Lucas
Con todo en orden, el concierto continuaba y ya no volvería a romperse la magia, ese especial encanto que ofrece un teatro. En canciones como Tu mediodía quedaría además claro lo particular de aquella tarde, en la que obviamente no existió ninguna pega a la entrada para los menores de edad. Varios niños por el patio de butacas y ningún bostezo. Jairo, con incontables directos a sus espaldas, supo cómo hacer participar al público, que se unía sin reparo a los coros, llegando a momentos tan emocionantes como el que se produjo durante Diciembre, ya en los bises, con un público en plena comunión con el cantante. Los pelos de punta. No se echarían de menos canciones como Two parts in one, Nubes de papel, Empty fields o La memoria, una mezcla de sus hasta ahora dos discos de estudio, todas ellas bajo el ya inconfundible sello fronterizo de Depedro. Como es habitual, el concierto terminaba con Comanche, haciendo bailar a un público que en gran parte no se volvería a sentar, pues despedía poco después en pie y con un largo aplauso a uno de nuestros músicos más internacionales. Uno de esos artistas corredores de fondo cuya proyección y éxito nos lleva a pensar que a veces hay un mundo justo ahí fuera.

Texto de Bruno Corrales
Fotografías de Raquel de Hita

1 comentarios :

Anónimo dijo...

¡Hey! Estaba buscando gentecilla de mi pueblo (Coslada) y me has salido tú. Después de ver tú blog en el que ponía "Rock" *.* Me he emocionado y digo, pues voy a pasarme a ver qué tiene por aquí.... Me encanta! Ya lo he dicho xDDDDDDD
Bueno, que sepas que te sigo y si te quieres pasar por alguno de mis blogs te dejo jajajajaja
besotos!