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Opinión: Un buen final

La primera impresión, esa prueba de fuego. La vida no nos concede más que una oportunidad para entrar con buen pie en la existencia de los demás. Por lo tanto, todo cuidado es poco. Lo que a veces no consideramos es que también es muy importante un buen final, una elegante y razonable retirada a tiempo. Y es que, aunque nos resistamos a la idea, todo termina en algún momento. Si ya de por sí este hecho es difícil de asumir, unido al mundo de la música resulta todavía más polémico. Pero vayamos por partes, pues aquí nos encontramos con un colectivo peculiar, los músicos, esas personas a las que exigimos honestidad, innovación, fidelidad... y, lo más importante, todo al mismo tiempo.

Ellos, mucho más que nosotros, deben dar ejemplo y ser coherentes con su obra, deben preocuparse de no fallar a su público. Cabe destacar un detalle importante: aunque no lo sepan, en algún momento de su trayectoria las canciones y todo lo que las rodea dejaron de pertenecerles. Así, cada decisión cae como
una bomba que nunca va a dejar contento a todo el mundo. Del mismo modo, cada paso adelante es sometido a un juicio estricto y tanto su relación con otras bandas como su aparición e identificación con según qué medios condicionan en gran medida su aceptación.

En este panorama, el momento sin duda más importante es el que marca (o no) el final de una banda. El pasado viernes 2 de diciembre nos sorprendía un curioso comunicado en verso firmado por “El Drogas” en el que anunciaba su salida de Barricada. Horas después, el resto de la banda lo confirmaba, asegurando nuevo disco ya sin él entre sus filas. Así, un grupo de su importancia se sumaba a la larga lista de los que deciden continuar sin una de las piezas claves de su engranaje. El rock español ya tiene suficiente historia a sus espaldas como para no tener que abandonarlo en búsqueda de otros ejemplos, ahí tenemos casos como los de Burning o Los Secretos que, debido sin duda a hechos mucho más tristes, han continuado sin músicos cuyo carisma y aportación a la banda era irremplazable. A otros niveles, muchos aún recuerdan la importancia del guitarrista Santiago Campillo en unos primigenios M Clan o la labor de Miguel Costas en Siniestro Total.

Luego están los que se resisten, aquellos grupos que una vez se fueron para no volver. Leño y 091 terminaron su andadura por distintas razones. Su momento quedó en el pasado y, ya sea por coherencia o por falta de necesidad, tanto Rosendo Mercado como José Ignacio Lapido se han visto obligados a responder una y otra vez a la misma pregunta, negándose al fin y al cabo a revivir lo que, más allá de calmar la nostalgia, no guarda sentido en sí. Casos todos ellos discutibles pero al fin y al cabo legítimos, pues cada uno es dueño de su destino y legado, pero más todavía de su empresa. A estas alturas debemos andarnos con bastante cuidado al asegurar según qué cosas pues ya nada parece imposible, solo hay que recordar las reuniones puntuales de grupos como Héroes del Silencio o Los Enemigos.

Pero vayamos de una vez al fondo de la cuestión: y es que, ¿hasta que punto importa cómo terminar? ¿puede una banda llegar a destruir su legado a base de decisiones que alarguen su trayectoria innecesariamente? Y, por otro lado, ¿estamos los demás realmente capacitados para decidir cuándo algo ajeno debe llegar a su fin? De la mezcla de sentimientos exagerados o mal entendidos con la necesidad y las inquietudes de un artista y del choque de la militancia con la inevitable visión comercial del asunto musical solo puede surgir la confusión, la amarga sensación de traición o, con suerte, el aplauso y la comprensión. No hay grandes remedios siempre y cuando retirarse en el momento justo o no tomarse tan en serio este tipo de cosas sean bonitas sugerencias, pero inocentes soluciones.

Texto de Bruno Corrales

1 comentarios :

Marinero en Marte dijo...

de acuerdo completamente, todo termina y un buen final es importante ya, que como dices, en cierto modo el grupo, las canciones, y todo lo que le rodea pertenece en gran medida al público....
Estos días leía que la reunión de lo integrantes de HdS para remasterizar el disco del directo en Alemania que ha salido a la venta ha terminado en unas ganas relativas de volver a tocar juntos y quizá grabar.... eso si, los integrantes que remasterizaron el disco, entre los que no estaba Enrique Bunbury.
Y muy bien la mención a Leño que ciertamente tuvo un final, para bien o para mal, muy coherente y lícito.