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De traumas y semicorcheas

Señor Mostaza en Clamores (09.02.12)

Pocos minutos antes de las diez nadie hubiera podido asegurar que la sala Clamores fuera a vivir una de sus grandes noches, y es que entonces la tranquilidad reinaba entre unos todavía escasos espectadores. Por suerte, aquello y muchas otras cosas de aquel jueves 9 de febrero iban a terminar siendo de otra manera. El público no iba a fallar a Señor Mostaza, quienes parecen tener controlado este tipo de aforo. La banda valenciana, liderada por un Luis Prado siempre pletórico tanto a las teclas como en su papel de frontman, regresaba a la capital en lo que podemos considerar la segunda parte de la gira de presentación de su tercer disco, Podemos sonreír, publicado a finales de 2010 nuevamente de la mano de Hall of Fame Records, su sello de confianza. Señor Mostaza es una banda que camina lentamente pero con paso firme. Sus músicos son normalmente requeridos por formaciones más exitosas del rock español, pero cuando vuelven a reunirse todo encaja de una manera especial. Quizá sea mejor así. Con una pasmosa facilidad, volvían a demostrar que son un grupo que llega al diez en las distancias cortas, favorecidos además aquella noche por el gran sonido de uno de los escenarios más emblemáticos de Madrid.

El concierto comenzaba sin más retraso y a un gran nivel. Mañana hay concierto era la elegida para abrir un show protagonizado obviamente por las nuevas canciones, pero en el que no faltarían temas antiguos, caso de Regresos inesperados, La sonrisa de las chicas con aparato e incluso versiones ya clásicas en su repertorio en directo como el Video killed the radio star de The Buggles. Aunque no parecía ya necesario -y eso quizá sea algo demasiado fácil de decir hablando solamente de la segunda canción de la noche- ahí estaba la siempre contundente Ahora comprendo bien para terminar de calentar motores y poner a tono el ambiente. Un ambiente caracterizado por la conexión especial entre banda y público que volvía a surgir gracias a la peculiar personalidad de Luis Prado, siempre propenso a caer con naturalidad en el monólogo con unas geniales introducciones a través de las cuáles pudimos aprender a diferenciar lo que es un acorde yanqui o a temer (aún más) a los peluqueros. Bajo el traje de un impecable pop de vieja escuela, Señor Mostaza es una banda que no solo reproduce a la perfección sus ya de por sí convincentes composiciones -demostrando que no hay ni trampa ni cartón-, sino que sin duda logran mejorar la experiencia en directo, dando incluso lugar al lucimiento de cada miembro de la banda en solos e improvisaciones.

Desde el punto de vista del público, existen dos posibilidades. Puedes no conocer a Señor Mostaza, verles en directo y dejarte sorprender. Escuchar como Luis Prado le canta a tus mini-traumas en Ser Vulnerable y Mundo interior mientras Alejandro “Boli” Climent, Paco Tamarit y Eduardo Olmedo se resisten a ser etiquetados entregándose al funk en canciones como Frecuéntame. Puede que sea así o puede que ya les conozcas bien. En todo caso, el resultado suele ser el mismo. Bajo una apariencia de normalidad e incluso de cierta timidez, alejados de cualquier pose y presuntuosidad, la sorpresa está asegurada.

Cercanos a la medianoche y a la despedida, un bis que comenzaba con Momento Garci y terminaba con Necesito mejorar nos hacía tener visiones. Sobre el escenario, un Paco Tamarit literalmente por los suelos tocaba la guitarra  con la ayuda de un tercio de cerveza y Luis Prado demostraba que puede domar el piano sentado y de espaldas. Asumimos que seguir disfrutando de una de las bandas más originales del panorama nacional se ha convertido en un plan difícil de superar. Ante todo, en una experiencia que resulta imposible no recomendar.

Texto de Bruno Corrales
Fotografía de Pablo Cantó

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