Le Punk en Joy Eslava (19.01.13)
Faltaban escasos minutos para las 21:00 cuando los primeros acordes de Le Punk llenaron la abarrotada Joy Eslava. Antes, ni teloneros ni presentaciones. Fuera protocolos: No había tiempo. Un viejo amigo de todos los allí presentes, El Rock, quedó desorientado. ¿Un concierto empezando puntual? Digo más, ¿Un concierto de estos canallas de Alameda de Osuna, empezando unos minutos antes de la hora estimada? Bah. El Rock lo entiende y perdona: después de tres años, las ganas les podían.
Cuesta creer que, pasadas las 23:00, la Joy volviera a convertirse en la discoteca de música bailable y comercial que es cuando no hay música en vivo. Otros días, pase, pero éste no: pocas noches ha habido tantas sonrisas, reencuentros y recuerdos concentrados en tan solo dos horas. Le Punk supo exprimir el tiempo para dar lo mejor de sí desde el arranque, con un paseo muy bien escogido por toda su discografía que comenzó con Enemigo equivocado y tuvo por colofón, cómo no, Compañeros.
Entre estos dos temas, ciento veinte minutos de rock con aires de tango y cabaret, en los que los de Alameda nos hicieron creer que esos tres años de ausencia habían sido solo un mal sueño. Difícil no acabar en La logia de la canalla con los pelos de punta, como si quisieran arañar la voz de Alfa, rasgada ya de por sí. Más difícil todavía no saltar con la energía de temas como El Hombre Santo o Así me va, que junto a Sol de enero dieron paso a los primeros bises.
Tras el obligado parón previo a los bises, en el que la ovación del público suplió el silencio dejado por la banda, Le Punk regresó a las tablas para continuar con el show. Pocos esperaban que quedaran casi cincuenta minutos de música por delante. Como si los primeros bises, con Partisanos como colofón, hubieran sabido a poco, el grupo regresó para dar al público cinco temas más, entre los que se encontraban la emotiva He vuelto a amanecer, con Joe a la voz, y los éxitos Vivir sin recordar y Te llevo en el corazón.
Tras la siempre conmovedora Compañeros, donde la emoción del público traicionó en un par de estribillos a la canción original, Le Punk hacía una sentida despedida y salía del escenario. Sobre éste, en primera línea, solo quedaba la botella de vino que había acompañado a Alfa durante todo el concierto. No podía haber elegido a mejor acompañante para la travesía: Le Punk, al igual que el vino, parece ir a mejor con los años.
[Galería: Le Punk en Joy Eslava]
[Galería: Le Punk en Joy Eslava]
Texto de Pablo Cantó
Fotografía de Amanda Tijeras
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