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Javier Vielba: "El Meister es casi terapia, incursiones en uno mismo"

Javier Vielba es ya un rostro conocido gracias a la eclosión de proyectos como Arizona Baby, que publican actualmente su tercer largo, o Corizonas. Con todo, está claro que no alcanzábamos a conocer todas sus posibles facetas, las que ahora investiga y desarrolla bajo el pseudónimo de El Meister. En principio únicamente proyecto en solitario en el que probar las canciones que no cabían en ninguna de sus otras bandas, el vallisoletano terminaba por definir y darle un mayor empaque publicando un primer disco de la mano de Subterfuge, Bestiario. Un trabajo de aire conceptual en el que Vielba se pasa al español y nos sorprende tomando caminos tan diferentes como los de la electrónica o el folclore local. Tuvimos la suerte de compartir un rato con él, en el que aprovechamos para repasar los detalles de la creación de este Bestiario, su momento y la relación actual con sus otras bandas o su labor como productor artístico.


El Meister ya existía desde hace años como tu manera de actuar en solitario. ¿Qué ocurre y cómo surge la idea de formalizarlo publicando un disco como Bestiario?
Hace mucho tiempo que intento componer canciones en castellano, que siempre habían quedado en experimentos caseros, en mi banco de pruebas. Pero en los últimos tres años me han empezado a salir cosas que comenzaban a convencerme mucho... Imagina que estás ahí, buscando oro, pica que te pica. Solo hay piedra y, de repente, una pepita. Entonces sigues, a ver si hay más, y más. Empiezas a aprender y a desarrollar los aciertos y a no recaer en los errores. Por fin todo ha hecho click y he empezado a tener una tanda de canciones que me han decidido a emprender un camino más definido. Hasta ahora El Meister era algo muy disperso, era yo de vez en cuando con un pseudónimo, grabando en casa de un amigo y subiéndolo al bandcamp o tocando en alguna fiesta, en algún colectivo, algunos conciertos que hacía a veces por el placer de ver qué tal con público. Pero siempre era más un banco de pruebas para mis otros proyectos y a la vez una vía de escape para dar cabida a otras cosas que igual no encajaban en ellos. 

Portada de Bestiario
Últimamente ya he disociado este grupo de canciones que han acabado en Bestiario, además de otras nuevas que estoy haciendo para próximas entregas. Todo eso ha propiciado diferenciar El Meister de lo demás empezando por algo tan claro de percibir como puede ser el cambio de idioma. Ahí ya me ha resultado más fácil, la criatura ha cogido su propia forma. Ahora necesito darle más importancia y seguir indagando, a ver qué canciones me salen y cómo las grabo. Lo quiero seguir manteniendo emocionante, en el sentido de que este primer disco es muy espontáneo, sorprendente para mí incluso porque con los resultados que he ido consiguiendo me he ido sorprendiendo yo mismo. Esa capacidad de sorpresa quiero mantenerla para próximos discos, que eso sea un poco la base en la que se cimenta esto, con una especie de señas de identidad que creo se irán viendo con el tiempo. Pero tampoco es algo prescriptivo, no hay un planteamiento a seguir, más adelante iremos sacando conclusiones. He sacado este disco con nuevos discos en mente. Siempre que saco un disco ya estoy pensando en el siguiente, pero esta vez más.

Teniendo en cuenta que, como dices, es tu proyecto en solitario y habitualmente una vía de escape, llama la atención el concepto de Bestiario, su cohesión conceptual. No parece un cajón de sastre.
Quizás es más cajón de sastre musical, pero le da unidad el hecho de ser un poco conceptual. Que sea un bestiario, que todas las canciones hablen de animales... Entre mi voz, el idioma y el concepto ya le das una pátina de homogeneidad a algo que musicalmente es muy heterogeneo. Hay de todo, incluso algún sonido acústico que puede remitir a Arizona Baby, o alguna guitarra de trémolo que puede recordar a Corizonas. Nada es ajeno a nada, todos mis proyectos van a estar relacionados, aunque no es lo mismo yo y mis compañeros que yo sólo. Ahí es donde empieza el reto y donde creo que está mi camino de forma paralela a lo que hago en conjunto. Sí es cierto que si en todo intento ser personal en esto mucho más todavia. Es lo más descarnado que puedo ser ahora mismo.

En el EP de transición que publicaba Arizona Baby, The truth, the whole truth and nothing but the truth, ofrecíais varios guiños estilísticos dando a entender que, aunque se os encuadre dentro del folk americano, sois unos oyentes inquietos y podéis ofrecer cosas muy diferentes. Entiendo que, en el caso de El Meister, los límites desaparecen más todavía.
Eso es, límites ninguno. Si en los grupos en los que estamos intentamos que cada vez haya menos, en esto para mí la premisa máxima es que no hay ninguno. A saco. Prima la espontaneidad, la naturalidad. Decía Neil Young que las canciones son animales salvajes que tienes que salir a cazar. A mí me gusta eso, el cazar de forma espontánea y perderme por el bosque y por el monte a ver qué encuentro, a ver qué cazo. Pero claro, una vez que lo cazas tienes que pensar en cómo lo cocinas. Obviamente soy muy consciente a la hora de elegir las canciones, cuáles entran y cuáles no, si le doy cierto concepto, un hilo conductor... Hago mucho research, como los novelistas. Me pongo a leer cosas si algo me parece interesante para una letras. Todo está muy trabajado pero es cierto que la chispa me gusta que sea espontánea, la chispa que desencadene luego todo el proceso.



Empezando a repasar momentos sorprendentes de Bestiario, reparamos en canciones como El Oso. Con Arizona Baby ya revisastéis la protoelectrónica, incluso versionando a Kraftwerk.
Ten en cuenta que somos gente que hemos nacido a finales de los setenta, que hemos sido niños en los ochenta y adolescentes en los noventa. Hemos crecido rodeados de electrónica, y no hablo solo de canciones que pusieran en la radio sino de juguetes que te regalaban. El Casiotone se regalaba como un juguete pero era un instrumento, y hacía cosas realmente interesantes. Y también tenías todas esas sintonías de programas de televisión, etc. A ti te pueden llamar mucho la atención las guitarras, los tambores y a partir de ahí buscar ciertas sonoridades, pero eso no quita que tú hayas vivido y absorbido un montón de estímulos y que eso tarde o temprano salga por algún lado. Entonces, igual que me salen los sonidos electrónicos del telediario del 81 me salen las jotas que se oían por mi pueblo. Realmente, hay algo de regresión en todo esto, El Meister es casi terapia, incursiones en uno mismo. Encuentras cosas que están ahí pero que igual no tienes tan presentes. A veces da un poco de miedo pero, en general, es muy gratificante.

Durante los últimos años, Los Coronas vienen trabajando en la eliminación de prejuicios ante ciertos géneros que históricamente nos han dado bastante reparo, pero que son parte de nuestra identidad al fin y al cabo.
Sí que veo motivos para que pueda haber ciertos pudores con el folclore, con cosas muy españolas, porque quizás se asocia a un pasado de dictadura que a la gente a lo mejor no le gusta recordar. Cosas que incluso se remontan a la guerra y que puedan ser a nivel social amargas de recordar. Todo ello liga a un pasado contra el que las vanguardias se han revelado, como pudo suceder en los ochenta con la movida o con la explosión del rock urbano. Eran reacciones contra lo que había antes. Nosotros hemos crecido al amor de todo eso viendo La Bola de Cristal o escuchando a Barón Rojo en el casete de tu primo. Eso te marca, y quizá nosotros hemos sido prejuiciosos cuando éramos pequeños porque formábamos parte de esa rebeldía y revelación contra un pasado que queríamos renovar. Y no digo que ahora esté mirando al pasado, pero de vez en cuando haces balance. Creo que en España hay una tendencia a volver a lo rural, a las raíces, al admirar el peinado de tu abuela el día de su boda. En vez de pensar que era cutre, pensar: “joe, pues cómo molaban”. Creo que ya ha pasado suficiente tiempo como para volver a estar orgulloso de las raíces de uno. 

Javier Vielba actuando con Corizonas.
(foto: Pablo Cantó)
En un sitio como Valladolid siempre ha sido especialmente difícil hacer patria, pero ya va siendo hora. Aunque solo sea por mi legado familiar y por mi entorno más inmediato me siento orgulloso de mi circunstancia en la vida, de ser quién soy, de ser como soy. Y en ese proceso entra aceptar el folclore que has oído a tu alrededor cuando eras pequeño y te ibas al pueblo, o las canciones que sonaban en la radio. Todas esas cosas te reconcilían con tu pasado. Cuando eres joven tienes ese punto de rebeldía necesaria con la que quieres revolucionar tu realidad, y para mí ahora también es una forma de hacerlo cambiar el chip y ponerme a escuchar lo que escuchaban mis padres, a ver qué tal, en vez de pensar que es un coñazo y poner a los Nirvana. Para mí es una revolución personal hacerlo. 

Desde un punto sociocultural puede pensarse que estás involucionando, pero no lo veo así. Lo veo realmente como una revolución personal, en sintonía con Nacho Vegas reivindicando el folclore de su tierra, de Lorena Álvarez y su Banda Municipal o de los propios Pony Bravo, Crudo Pimento o Los Ganglios. Hay cada vez más gente que ya no tiene que mirar a Londres, a Berlín o a Nueva York para liberarse y para sentir que tiene una cultura suya, porque a lo mejor la que le toca por lugar de nacimiento no le resulta tan seductora. Creo que la gente quiere ser ella misma. Vivimos un momento de alienación tal, con tanta publicidad, marca y venta de estilo de vida que cada vez hay más gente de todas las edades que quiere salirse de los moldes, refugiarse en cosas muy suyas.

También en busca de la personalidad, de un discurso propio.
Sí, porque no solo del blues vive el hombre. Aunque sea algo que se escucha en todas partes o el flamenco nos pille cerca, ¿qué pasa con el romance castellano o con la jota? ¿Por qué no echar un vistazo, a ver qué hay? Si es interesante el flamenco o el blues, ¿por qué no el folclore tradicional castellano? A veces es ridículo porque estás en Valladolid y no vas al Museo de Escultura, pero luego estás a Londres y vas a un museo. Piensas que conoces museos de un montón de sitios fuera de tu ciudad, pero no los de tu ciudad. Yo es algo que he empezado a saldar hace tiempo. Está bien mirar afuera, pero tampoco hay que olvidarse de mirar un poco más cerca. Pensar global, actuar local, pero también  pensar local y actuar global. ¿Por qué no combinar ambos? Está guay, al menos por la experiencia que estoy teniendo, lo de bucear en la música que cantaban tus abuelos o tus tíos.



Romance del burro listo quizá vaya un poco por ahí, ¿verdad? Quizá es la más arriesgada, incluso por la forma de cantarla.
Para mí fue todo un reto. Se llama Romance del burro listo porque es un romance castellano, siguiendo la estructura clásica. Estoy muy orgulloso de haber podido seguir esa tradición, pero haciéndolo muy a mi manera. Creo además que aporta algo a El Meister que espero seguir desarrollando, igual que los devaneos electrónicos o eléctricos.

A la hora de enfrentarte al directo, ¿lo planteas en modo hombre orquesta?
Por ahora, para Bestiario sí. Grabé todo yo solo... Bueno, con la ayuda brutal de Javi Nieto, técnico de sonido de Arizona Baby, que me ayudó un montón, pero es cierto que toqué todos los instrumentos y veo que lo puedo plasmar en directo de una manera que me gusta y que me parece suficientemente fiel y interesantemente infiel al disco. Por ahora lo haré así salvo algún colaboración esporádica de algún asiduo colaborador mío. Para próximas entregas ya veré cómo está el tema, cómo lo grabo, si tengo colaboraciones o no o si luego en el directo tengo que llevar acompañanentes. El tiempo y las canciones lo dirán.

Tienes varios conciertos como El Meister entre octubre y noviembre, entiendo que el grueso de la gira de Arizona Baby por lo tanto sería en 2015.
No, también, va a ser todo a la vez. Ahora voy a compaginar fechas de Arizona Baby y de El Meister y a empezar a componer nuevas canciones con Corizonas para un nuevo disco. También tengo que hacer alguna nueva producción, con Ángel Stanich. La verdad es que estoy muy contento porque hay muchas cosas que hacer, voy a estar muy liado pero el tiempo sí que me cuadra para poderlo hacer sin perder la salud. Muy emocionando con el momento que atravieso.

¿Cómo llevas el necesario cambio de mentalidad? De trabajar con Stanich a componer una canción para Corizonas, por ejemplo, ¿es sencillo resituarse?
Yo es que, cuando empieza a sonar la música, me dejo llevar y me meto mucho. No me cuesta cambiar el chip, escucho música muy variada constantemente y al final es cuestión de dejarse llevar y que fluya naturalmente. Esa es mi filosofía de trabajo realmente, en todo lo que hago. Creo que es bueno para ser productivo, para ser eficaz y para hacer las cosas con alegría, disfrutando. Es muy importante porque esto es arte, y cuando se hace estando realmente concentrado en ello, en trance, creo que salen cosas increíbles en general. En particular intento meterme en todos los trances que pueda para ver si sale algo que merezca la pena.

Como productor, ¿cómo sueles enfocar el trabajo? Supongo que, para empezar, solo trabajas con músicos cuya obra te interese de algún modo.
Sí, siempre. Eso es condición sine qua non, me tienen que motivar mucho las canciones y el proyecto. Necesito creérmelo porque, si no, no tiene sentido. Y una vez que me guste mucho, tiene que ser algo en lo que de verdad vea que pueda aportar algo. Me ha pasado alguna vez que alguien me ha propuesto que produzca su disco, entonces te pones a mirarlo y dices: “chicos, creo que no me necesitáis. Creo que esto está de puta madre, no veo qué puedo aportar yo”. Tengo que ver que de verdad soy necesario, y si esas dos coordenadas concuerdan entonces nos ponemos manos a la obra. Soy un productor en ese sentido a la antigua, enfocado a la producción artística, con mucha incidencia en la preproducción. Plantear el disco, pensar cómo lo vamos hacer, dónde y con qué ingeniero de sonido. Muchas veces se cree que el productor es simplemente el que maneja los botones y pone los micrófonos... Otra cosa es que el ingeniero de sonido también sea productor, o viceversa. En este caso, yo siempre he hecho equipo hasta el momento con Javi Nieto, siempre confío en él tanto para cosas mías como para Ángel Stanich, The Levitants, Abstract Artimus... Le explico lo que quiero y él sabe donde tiene que poner el micrófono o si hay que pegarle una afinada a la batería. Eso lo vamos viendo, yo sobre todo trabajo mucho de puente entre el artista y el ingeniero con el objetivo de que el plano creativo y el técnico casen y sumen para que el disco luego sea lo mejor posible. Intento estar mucho en la visión de cómo queda luego la canción, mucha preproducción para que luego la producción sea fluida y la postproducción sea mínima (risas).

Ángel Stanich, uno de los músicos a los que ha producido Javier Vielba (foto: María Martín-Consuegra)


Uno de los proyectos que destacan, por las posibilidades con las que cuenta y por ese aura misteriosa que le rodea, es el de Ángel Stanich. ¿Cómo lo valoras?
Conozco desde hace años a Ángel, somos muy buenos amigos. Es cierto que desde hace ya un tiempo he apostado mucho por él y por sus canciones. Me he visto implicado en su aventura, pero porque no he podido evitarlo. Me apetecía mucho intentar ayudarle a poner en marcha sus canciones y plasmarlas en un disco. Yo, humildemente, he intentado hacer lo que he podido para ayudarle a grabar un buen disco, con el que estamos muy contentos, y para mí ha sido una gran experiencia. Yo sé que él me está agradecido por lo que le aporté en ese momento pero yo también le estoy agradecido porque confiase en mí para dar un paso tan importante en su vida. Estoy muy contento de que esa asociación haya salido tan bien. Además, veo que las críticas son buenas, que va teniendo cada vez más seguidores, y efectivamente ha echado a volar. Creo que puede hacer grandes cosas, yo le auguro mucho futuro si él sigue trabajando en la línea de trabajo duro que lleva desde hace tiempo. Es muy comprometido con su música. Espero que le vaya muy bien y que nosotros lo veamos, y si yo puedo seguir ayudándole a hacer las cosas lo mejor posible, pues ahí estamos. La experiencia ha sido muy satisfactoria y seguimos colaborando estrechamente.

Volviendo a Bestiario, es clave la estética con la que ha salido el disco a la luz, obra de Pati Duque. ¿Cómo fue la dinámica de trabajo entre ambos?
Pati es que es mi mujer. Entonces, claro, me conoce muy bien (risas), fue muy fácil entendernos. Le expliqué bien de qué iba el disco y algunas referencias que me gustaban, y le di libertad absoluta. Realmente ha sido un trabajo suyo, y todo el rollo medieval fue su ocurrencia. Me encantó desde el principio. He ido viendo el proceso, claro, pero nunca le decía nada, no le quería condicionar más de la cuenta. Creo que igual de espontáneamente que he hecho yo el disco ha hecho ella su trabajo de ilustración y diseño. Lo hemos cuidado mucho.

¿Cuál es el futuro de El Meister? ¿va a dar para mucho más?
Es mi idea. No sé con qué regularidad, espero que con bastante, pero tengo muchas canciones que quiero grabar y sacar a la luz. A ver qué depara el camino, seguiré buscando canciones que me convezcan, que es lo que intento siempre. Cosas que tenga ganas de grabar y de enseñar a la gente. Cuando tienes algo entre manos que te ilusiona tanto necesitas compartirlo.

El Meister estará actuando el 18
de octubre en La Casa con Ruedas.
(diseño cartel: Raquel G. Ibáñez)
En relación con prácticamente todas tus bandas, llama la atención que en la práctica nunca os habéis limitado a un terreno especializado, moviéndoos con naturalidad entre escenas y llegando a festivales de todo tipo.
Sí, estoy de acuerdo. Siempre hemos sido muy abiertos y creo que hemos sido capaces de encajar en muchos sitios de forma natural, sin parecer intrusos. Creo que es una cuestión de actitud ante la vida, de como soy yo, Rubén Marrón, Fernando Pardo o Loza. Todos tenemos esa actitud abierta, nos gusta mucho viajar y conocer gente. Estamos muy a gusto en un festival de surf, de rockabilly, de heavy metal o de indie. Estamos a gusto en muchos sitios porque nos gustan muchas cosas, somos capaces de adaptarnos bien y de no incomodar a nadie con nuestra presencia. Somos gente variada, no solo en cuanto a gustos sino en la forma de tocar. Con Corizonas tenemos un repertorio bastante amplio y según a donde vayas a lo mejor lo confeccionas de una manera o de otra. Intentamos saber estar. Creo que es parte del oficio, aportar algo y crear una comunión.

Después de unos años muy intensos, embarcado en tantos proyectos como los que hemos hablado, ¿la actitud y las sensaciones cambian?
Yo noto que tengo mucha ilusión. Al principio hay cosas que te pueden rascar, que te pueden resultar incómodas, pero con la experiencia haces callo y eso contribuye a estar más a gusto en tu pellejo. Me refiero a madrugones, a dormir poco o a viajes muy largos, todas esas cosas que pueden ser inconvenientes o duras. A fuerza de hacerlas te acostumbras. O que un día pueda haber mal sonido... te acostumbras. A lo mejor hace años te podía amargar la fiesta, pero ahora ya no. Eso hace que el viaje sea más placentero, porque el asiento ya es más cómodo. No se si has hecho el culo al asiento o el asiento se ha hecho al culo, pero de alguna manera ya encajan mejor y vas más cómodo a todas partes. Todo ello contribuye a una calidad de vida que propicia que puedas ser más creativo y hacer todo con más alegría y mejor rollo, con más ilusión. En ese sentido estamos en un muy buen momento, intentaremos cuidarnos y seguir ejercitando todos los músculos para que se prolongue al máximo y lleguemos a viejos con salud, rockeando y dando patadas a las cosas. Por ahora, el futuro inmediato es muy ilusionante. Y no te cansas porque no es rutinario, todos los días son nuevas aventuras. Creo que, en general, es como te lo tomes. Yo estoy en una época muy optimista.


Próximos conciertos de El Meister
  • 17/10 - Jardín Botánico, Valencia
  • 18/10 - La Casa con Ruedas, Daimiel, Ciudad Real (venta entradas)
  • 05/11 - El Sol, Madrid (venta entradas)
  • 21/11 - Sala Son - Cangas, Pontevedra
  • 22/11 - El Torgal - Pontevedra

Texto de Bruno Corrales

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