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Héctor Tuya: "Me siento más cerca del artesano que de cualquier profesional"

Un mediodía cualquiera a finales del mes de julio. Es la una de la tarde en el madrileño barrio de La Elipa y esperamos a Héctor Tuya frente al famoso dragón, símbolo del barrio, ahora tapiado y con gris futuro por delante. Héctor Tuya, procedente de Asturias, es un talento del rock en castellano, ahora inmerso en su carrera en solitario tras militar en la banda de rock Babylon Chàt junto a Igor Paskual o a Ricardo Saavedra. Con el fin de la banda llegaron años de viajes y desconexión del mundo del rock que le llevaron finalmente a instalarse en Madrid, donde comenzaría a mostrar su nuevo repertorio en numerosos conciertos en salas como el Búho Real. Tras grabar un EP en 2008, se espera que su primer disco llegue en 2011. No tarda en aparecer Héctor con camiseta negra y gafas de sol. Hospitalario y gran conversador, éste es el resultado de la charla que nos concedió.


Me gustaría empezar por el principio, ¿qué te motivó a ser músico?
Encontrarme a los siete u ocho años con una Stratocaster en el salón de casa. Mi padre había tocado en varios grupos de los '60. Habían sido pioneros del rock en Asturias. Estoy hablándote del '61 ó '62. Los Juniors o Los Espectros fueron algunos de ellos. El caso es que en el ´87 se produjo un reencuentro de todas aquellas bandas para hacer un concierto en el Teatro Campoamor de Oviedo. El 80% de los guitarristas de entonces siempre había soñado con una Strato. Así que casi treinta años después, con algo más de dinero, algunos por fin se compraron su Fender Stratocaster, como la de Hank Marvin. Afortunadamente para mi, mi padre fue uno de ellos. Aprendí muy rápido a tocarla, la verdad. Con canciones de The Shadows y Chuck Berry. No escuché nada de “música moderna” hasta muchos años más tarde. Lo de música moderna es una casualidad del lenguaje, pues uno de los primeros discos actuales que llegaron a casa fue precisamente Música moderna, de Radio Futura.

¿Qué música escuchabas al principio?
Mucho rock and roll de los '50. Eddie Cochran, Gene Vincent, mucho Elvis... veía películas de Elvis una y otra vez, especialmente Jailhouse Rock, King Creole y Love me tender, porque el resto son bastante malas. También Little Richard, Chuck Berry, Jerry Lee Lewis... y luego grupos españoles como Los Mustang, Los Sirex o Los Bravos. Por supuesto, también a Los Juniors y a Los Espectros. Con los primeros incluso llegué a grabar alguna cosilla hace mil años.

Empezaste con la guitarra entonces pero, ¿te has lanzado a intentar dominar más instrumentos?
A partir de la guitarra, la cuerda te lleva a otros instrumentos de la misma cuerda (risas) como son el ukelele o el bajo. Después me metí un poco por el piano, que también “con-cuerda”. Toco el piano a lo John Lennon, vamos... tampoco voy más allá. Pero me puedo acompañar lo suficiente como para despertar a los vecinos cuando llego a casa por las noches.. También toco la armónica a lo Dylan. O sea, que le soplo con ganas si la canción me lo exige.

Entraste a formar parte de Babylon Chàt. En su último disco, incluso ya te encargaste de prácticamente toda la parte compositiva. Personalmente, ¿qué falló para que eso se terminara?
Fue una suma de diferentes factores. A pesar de estar convencidos de haber grabado nuestro mejor disco, tuvimos mala suerte con Baile de disfraces. Habíamos grabado la canción Como un huracán con Leiva, de Pereza y con Aurora Beltrán, de Tahúres Zurdos. Es una adaptación de un tema de Neil Young, que se utilizó también para el Oviedo en un momento muy jodido en el que estaba en Tercera división. Aquella canción estaba incluida originalmente en el disco y todo parecía indicar que iba a ser el primer single. De un día para otro, la compañía con la que sacamos ese disco, que fue Factoría Autor, se puso en contacto no sé por qué motivo con el señor Neil Young o con su editorial y nos impidieron sacar aquello. Fue una putada que desilusionó a la compañía.. Digamos que ya empezamos heridos, sin una pata. El disco salió mutilado, sin esa baza, que era cojonuda.

Cuando esa etapa se terminó te fuiste a Holanda, también a Canadá. ¿Cómo fueron esas experiencias? ¿Qué sacaste de todo aquello?
Creo que esos dos años condicionaron mucho el resto de los años venideros de manera muy fuerte, para bien y para mal. En ese momento me desenganché de los circuitos que frecuentábamos, supongo que algo desencantado. De todas maneras, los dos viajes fueron distintos completamente. Me cuesta hablarte de ellos de manera homogénea. El tiempo en Amsterdam fue un año de componer mucho, muchas de las canciones que tengo ahora están escritas allí, de tener mucha tranquilidad y de estar muy en paz conmigo mismo. El año de Vancouver fue justo lo contrario. Un año de mucho frío, de mucho desequilibrio. Sin embargo, fue muy interesante en lo que a influencias se refiere. Allí tienen nuevas formas de hacer lo de siempre, adaptando viejos estilos como el bluegrass o el country, y rehaciéndolos de una manera completamente nueva, mezclándolo con el spoken word, por ejemplo. Gente como C.R. Avery o Francis Mantis eran algunos de los habituales por Commercial Drive. Muy recomendables ambos. C.R. era una pequeña leyenda allí... a sus 28 años ya había tocado con nada menos que Tom Waits. Un tipo con mucho talento. Era capaz de hacer beatbox, tocar la armónica y cantar al mismo tiempo. Solíamos compartir escenario en Café Deux Soleils.

Ya en cuanto a tu proyecto actual en solitario. Editaste un EP con cuatro canciones hace dos años. ¿Para cuándo tienes planeado sacar tu primer disco?
Puedo decirte cuando entro a grabarlo, cuándo saldrá a la venta es otra cosa. Arrancamos la grabación ahora, a mediados de agosto. A ver en qué condiciones y con quién sale. Hay alguna proposición pero de momento no quiero pensar mucho en ello. Prefiero ir paso a paso y pensar en grabarlo. Quiero quitarme de encima las canciones, que ya superan la veintena. Es necesario quitarse ese peso de encima para poder seguir caminando más ligerito. Los músicos con los que lo haré son gente que admiro profundamente, así que tengo plena confianza en el resultado. Es muy posible que lo grabemos en directo, por adelantar algo.

¿Será autoeditado?
Espero que no. Soy un poco desastre haciendo labores de compañía. Además es agotador.. Si lo es, habrá alguien haciendo las labores de manager y compañía, que hoy en día cada vez se entretejen más. Estamos en el vértice de la “v”, en la caída de la vieja dinámica y el comienzo de una nueva. O sea, en tierra y tiempo de nadie.

Ahora ya no te ciñes tanto al rock como en Babylon Chàt. ¿Fue una liberación en ese sentido?
Sí, lo fue. Aunque como te decía, siempre escuché mucho rock de los cincuenta, Horacio Guarany, Mercedes Sosa, Gardel, Vinicius... y otras muchas músicas que no tenían cabida en Babylon son también parte de mis raíces musicales, y no menos importantes que el rock.

Creo que eres muy detallista. El diseño del EP, aunque es sencillo, también es bastante original, envuelto y sellado con lacre. ¿Te volverás a ocupar de esta parte creativa en tus próximos discos?

Me temo que no voy a poder quitarme a mi mismo de encima fácilmente. La carpeta de Baile también estaba muy cuidada. Pensar en la carpeta como parte de la obra es algo que como viejo amante del vinilo no puedo evitar hacer. Cuando era niño pasaba horas escudriñando los secretos de las carpetas de los discos y eso se ha transformado en cuidar al máximo los pocos que he firmado yo.

De un tiempo a esta parte, te has recorrido el circuito de salas madrileño. Has tocado mucho en el Búho Real, has estado también en Gruta '77, en Siroco. ¿Cómo ves la situación de la música en vivo en Madrid?
Hay tantas cosas pasando en Madrid ahora... Sin embargo, tengo que decirte que no he visto nada que me haya volado la cabeza últimamente. Ví el otro día a Pablo Galiano, que me gustó mucho. Ese sonido que tiene tan anacrónico... uno no sabe donde lo ha escuchado antes y suele ser síntoma de clásico. Pitu, de Los Incoherentes es una enorme sorpresa. Ahora mismo estoy produciéndole algunas canciones y ambos estamos encantados con el resultado. Creo que hemos hecho un hermoso tándem junto a Miguel Herrero, políglota incomparable y genial del lenguaje musical y humano.

¿Eres de los que consideran a la música un trabajo como otro cualquiera?
No, no soy de esos. Ojalá fuera como otro trabajo en algunos sentidos. Si cobrase un sueldo todos los meses por hacer canciones sería de esos, y estaría mucho más tranquilo, supongo. Y probablemente eso afectase negativamente a mis canciones, quién sabe. Prefiero llamarlo oficio. Tiene mucho de artesanía, sea cual sea tu herramienta. Me siento más cerca del artesano que de cualquier profesional, entiéndaseme.

Tú que te has involucrado en el mundo de la literatura, que has colaborado con poetas. ¿Cómo ves la relación entre esos dos mundos? ¿entre el de los literatos y el de rock?
¡Los escritores son mucho más inaguantables que los músicos! (risas) Supongo que por eso las relaciones son pocas, aunque las que son, son muy buenas, por lo menos en mi caso. El género canción se nutre de melodías, armonías y letras, sin embargo esta última es una disciplina extramusical. Los mejores músicos que conozco casi no saben escribir, cosa que me parece muy bien si no son escritores de textos de canciones. Eso sí, si pretendes escribir buenas letras no te queda otra que leer. Echo de menos que la gente que está encima de un escenario con un micro delante de la boca lo utilice un poco. Hay una gran carencia en los textos, para qué nos vamos a engañar. Supongo que es uno de los factores que me echa para atrás en muchas de las bandas o solistas que veo por ahí. Supongo que por eso está volviendo esto de cantar en inglés. Es un buen disfraz, no cabe duda.

Creo que hay letras de músicos, como las de José Ignacio Lapido, que tienen calidad literaria, podrían ser poemas. Pero no veo literatos que hablen de rock español.
Si, tienes toda la razón. Lapido es una gloriosa excepción en casi todo. Sin embargo ya ves, ahí se mantiene con sus canciones para los cuatro de siempre. Para mi es triste ir a verle al Sol, como la última vez, y ver que la sala no está llena. También es emocionante, claro. Lo veo un poco como el Don Quijote del rock. Para quitarse el sombrero y “postrarse de hinojos”, como diría el mismo Don Quijote. Me gusta mucho Albert Plà, que está haciendo cosas cada vez mejores. Nacho Vegas ha encontrado un tono único. Ahora va a sacar un libro de poemas, creo. Pero sí, cada vez quedan menos escritores que hablen de rock o adopten esa estética, como en su día hicieron gente como Ray Loriga, Benjamín Prado o Montero Glez. En Asturias hay uno que me gusta mucho y se llama David González. Eso sí, los escritores que conozco son más alcohólicos y más ególatras aún que los músicos, lo juro. No, no es cierto.

Te he hablado antes de Lapido, al que versionas normalmente en tus conciertos. También has versionado canciones de Diego Vasallo o de Los Rodríguez. ¿Son un modelo a seguir este tipo de artistas para ti?
Lapido me parece uno de los más grandes y de los menos reconocidos. Diego Vasallo me parece un tipo muy arriesgado que sí que mezcla disciplinas y eso le honra. Yo cada día entiendo más el arte desde una visión más holística, por eso cuido las carpetas y tardo tanto en hacerlo todo. Calamaro ha inventado una forma de hacer canciones. Empieza a convertirse en un género. Todos ellos, el primero y el tercero sobre todo, son gente muy querida para mi. Modelos a seguir, no creo, pero sí gente querida. Cada día creo más firmemente que uno debe seguir a menos gente y más a su propia luz, aunque ésta parpadee y le gusten jueguitos cabrones como el escondite.

Siguiendo con ellos. Calamaro seguro que no, pero a Lapido y quizá a Vasallo se les suele poner la etiqueta de artista de culto, minoritario, y no suelen llegar a grandes públicos. ¿Qué crees que falla en este país para que no se reconozca con más justicia su música?
Somos gente mediterránea incluso los del norte como yo. Volvemos a lo de antes, a lo de la literatura. Mira qué sol hace aquí, está la cosa como para ponerse a escuchar las letras. Sales, te tomas unas cañas, bailas... somos gente más de hablar que de escuchar, supongo. A estos artistas que no invitan al baile sino a la escucha con atención, o les falta público o son una excepción. Claro, en Estados Unidos son 200 millones de habitantes o no sé cuántos, pues proporcionalmente una parte mayor le toca al rock, pero aquí tampoco somos tantos. Y, bueno, estamos todavía muy por educar. Tampoco hay que olvidar que el pop y el rock son géneros heredados. Creo que eso también tiene que hacer su público. Somos herederos, no inventores.

En cuanto a internet. Crees que las bandas que intentan salir adelante y promocionar lo suyo tienen ahora más posibilidades con redes sociales como Facebook o MySpace, ¿hay realmente resultados?
Supongo que sí pero no soy un experto en el tema. Lo que sí creo es que es una manera cojonuda de democratizar la música. Hubo épocas en mi vida en las que no tenía dinero para comprarme discos y sin ningún remordimiento los robaba, por considerarlos necesidad primaria. Hoy en día tenemos Spotify para evitar este tipo de comportamientos. Pero todo tiene, como todo, parte buena y parte mala. Algunos “músicos” de hoy dedican más tiempo a mandar mails o colgar cosas en facebook que a tocar la guitarra y eso lo pagan las canciones, claro.

Pero, ¿crees que a más información y a mayor facilidad para que la gente sepa de los músicos se llenan más las salas?
Ah, no. No creo que se llenen ni muchísimo menos. Creo que hay un exceso de información total y es muy complicado que la gente asimile algo de lo que está ocurriendo. Al final la gente que asimila los discos es gente que tiene menos, quizás... El otro día compartí mesa con Santi Alcanda y verle hablar de música era una maravilla, el tío hablaba con tal intensidad de discos que te quemaba. Se sabía los créditos de todos los discos que escuchaba, una capacidad de asimilación tremenda. Pero bueno, es una excepción. También él vive de escuchar discos desde hace 30 años y puede permitírselo. Eso sí, pasión, toda y más.

La última no puedo evitarla. ¿Cómo surgió lo de tu aparición televisiva? [En 2008, Héctor Tuya sorprendía a muchos participando en los castings de Factor X, programa de Cuatro]
¿Estamos hablando del tema "X"? (risas). A veces hago cosas que no se entienden bien, ni yo mismo las entiendo... así que mucho menos podré explicarlas. Supongo que primero porque no me tomo la vida tan en serio, la música es otra cosa. Y lo segundo, y aquí viene la historia: una vez, uno de los tipos que dirigía no sé qué programa de la Cuatro me había visto tocar en El Rincón del Arte Nuevo. Creo recordar que yo había dado un concierto bastante caótico, que por lo que se ve le gustó mucho. Un año más tarde, no sé cómo contactó conmigo pero me llamó a mi teléfono y me propuso la idea. “¿Pero qué cojones hago yo allí?”, le contesté amablemente. “Te agradezco mucho esto pero no”. Asunto cerrado. Yo me negué y él lo aceptó. Un año después surgió este otro programa y me volvieron a llamar y a insistirme. En ese momento tenía una amiga de esas que nadie puede ver en tu ciudad, así que nos hicimos un viaje juntos a Santiago (allí eran las pruebas) y me pareció divertido entrar a jugar un poco en general. En ese momento estaba muy metido con los objetos como instrumentos de percusión. Utilicé unas tijeras y algunos sprays para hacer una batería... me tomaron por un freak que podía dar juego, supongo, así que fui pasando las pantallas y entre risa y risa, la cosa se fue complicando.

Y con la máquina de escribir...
Si... bueno la verdad es que me censuraron gran parte de lo que hice, un 80 o un 90%. Creo que fue un hermoso terrorismo televisivo pero mi obra fue mutilada (risas). Había un tipo dentro que me iba diciendo “bien, bien, vas de puta madre”, y sin pretenderlo demasiado llegué a la semifinal o algo así. Hubo partes con tijeras, otras con mecheros. El Miqui Puig estaba algo sorprendido porque pasé las tijeras al plató burlando ciertas barreras de seguridad... creo que me tomaron por alguien peligroso haciendo una versión de Mack The Knife. Aquello asustó un poco al personal, es cierto. En ese tiempo sentía mucha rabia contra muchas cosas y parece que canalicé cierta agresividad con aquello. Luego llegó un punto en el que yo empezaba a pasar fases y aquello dejó de divertirme. Entonces le pedí a mi cómplice de la organización que me sacara de allí. Le dije “quiero salir de aquí ahora mismo y que no quede ni rastro de esto, por favor. Yo me dedico a la música”. Creo que haberlo conseguido excepto por ti ahora mismo. Creo que tendré que exterminarte, camarada.

Texto de Bruno Corrales

5 comentarios :

Saryn dijo...

Oye, me ha gustado muchísimo y no entiendo xq nadie más ha comentado. Reconozco que no he leído la entrevista al 100% jajaja, porque tengo mucho sueño (sabes cómo soy) pero es muy profesional, me gusta que termine con la pregunta del Factor X...deja muy buen sabor de boca y me ha hecho gracia la anécdota. Quizá quitaría ese plural que utilizas al principio, puede dar a entender que el mérito de este laborioso y logradísimo blog es compartida... Cuando no, es sólo tuya y eso es digno de admirar. Eres el mejor y no sabes las ganas que tengo de que llegue el día en que vaya a verte a alguna entrega de premios de periolistos musicales...... :)

Besitos.

R. dijo...

Sin palabras.
Maravilloso.
Enhorabuena por el trabajo Sr.Nublado.

Pablo dijo...

Me ha encantado la entrevista, la he visitado por el enlace que has puesto en la lista del Maestro. Enhorabuena

Céfiro dijo...

Gran entrevista. Se echan de menos conversaciones así tan de plano con los músicos incluso en foros especializados. La admiración de Tuya por Lapido es evidente. Esperemos que tanto él como el maestro tengan suerte en sus próximos trabajos.

Marinero en Marte dijo...

he llegado a leer esta entrevista un tanto tarde, y ahora me arrepiento de ello ya que me ha gustado mucho.
Enhorabuena Sr Nublado.

Me gustan las preguntas hechas, me gusta el tono llano y cercano de las preguntas y de las respuestas. Me gustan ciertas cosas de las que habla Hector (como la reflexión sobre las letras en las canciones, sobre los músicos que pasan más tiempo en facebook que tocando, sobre el cuidado de las carpetas de los discos, sobre Lapido).
Quizá se echa de menos alguna pregunta más sobre el final de Babylon Chat, pero imagino que son preguntas que siempre le habrán hecho y no eran propias de esta entrevista.

Felicidades y espero que haya más entrevistas tan buenas como esta.

Salud.