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Por aquí no es

Andy Chango en Recinto Ferial de Vicálvaro (21.06.09)

Al salir del metro Vicálvaro todo iba bien. Caminaba con confianza, a paso ligero, con el tiempo justo y necesario. Pero, claro, siempre y cuando el concierto fuera dónde se suponía que iba a ser. Me doy un paseo por el parque de la Vicalvarada. Un teenager que me pide papel, allí tres gitanas en el césped con sillas desmontables, un grupo de ancianas hablando del marido de alguien y un campo de fútbol repleto de ecuatorianos. Por aquí no es. Ante tal fracaso, qué mejor que caminar al tun tun y tratar de poner la oreja para oír salir música de algún lugar, pero son días de feria y aquí lo que no falta es ruido. Tomo una dirección que no me da demasiadas esperanzas y llego a la feria. Y precisamente ahí, entre los coches de choque y el mexicano, lo veo. Ahí están, en el escenario más cutre del mundo, una pieza enorme de hormigón sin alma bajo los músicos. Miraras por donde miraras la imagen era desoladora, post-apocalíptica. Como la jaula de los tigres en el zoo, pero sin foso.

El sol aún molestaba, sobre todo a ellos, y Chango pensaba en irse a la playa. Entre el escaso público logro identificar a cuatro, quizá cinco personas que sepan quién es ese argentino loco de ahí arriba. El resto pasaban por ahí. Y precisamente por eso hay momentos en los que soy un privilegiado, ¡están tocando Mr. Jones! Chango al teclado. A su derecha Osvi Grecco (guitarra y coros). Detrás, el gran Tony Jurado a la batería; y a su izquierda Norman Hogue (que ayer haría doblete) y el bajista Fernando Lupano. Son un desastre total, pero eso lo han dicho ellos. Norman se desata cantando como nunca le había visto (I’m gonna intoxicate myself), y Tony Jurado es tan bueno que tiene su propia canción sobre algún que otro trapo sucio, los típicos romances con calamares en Algeciras. David el gnomo canta Stand by me y aparecen los colores del amor. Calumnias e injurias y el fin: You say goodbye, I say shalom. El sol apenas ha dejado de incordiar y ya se van.

Fiel a toda esta extraña situación, el concierto acaba sin bises. Y me voy despacio, con el convencimiento de que la mitad del público se pensaba que esto era un concurso. Viva el día de la música.

Texto de Bruno Corrales

2 comentarios :

Saryn dijo...

miralo a toni juradooo por la plaaaaya de algeciras, calamaaares de la playa, calamaaaares del amooor!

Pol dijo...

Graham Powell, ¿te has cargado a Sacrílego J. Cole? Ugh, nos veremos en los tribunales.
Jeje muy buena la reseña del concierto^^